sábado, 10 de julio de 2010

Tudo Bom, tudo legal

La primera revista argentina a favor de la cultura cannábica

Tudo Bom, tudo legal

La revista THC surgió en el año 2006 y desde su lanzamiento generó varias controversias. Si bien recibió algunas denuncias y criticas, el director Sebastián Basalo dice que eran cuestiones previsibles al tratarse de un tema candente en la sociedad.

THC, la sigla de tetrahidrocannabinol, principal sustancia psicoactiva de la marihuana es el nombre de la primera revista argentina a favor de la cultura cannábica que tiene como bandera la despenalización del consumo de drogas a través del fomento del auto cultivo de la marihuana. Su oficina, ubicada en el barrio de Almagro, cuenta con todo tipo de fotos alusivas a las plantas, y no precisamente de las que salen en la sección ‘jardinería’ de las revistas. Las paredes están decoradas con algunas tapas encuadradas de ediciones anteriores. En un rincón del piso se puede ver una pila de diarios de un número especial que sacaron el año pasado luego del fallo a favor de la despenalización de marihuana para uso personal (siempre y cuando no afecte a terceros). En esta oficina donde reina una atmósfera muy asociada al cliché del Don’t worry, be happy, es innegable decir que cualquier persona que pase un tiempo considerado en ese espacio, no muy amplio ni ordenado por cierto, aprende al menos ‘algo’ de lo que respecta al proceso de cuidado de las plantas “hembras” (si, tienen que ser si o si ‘mujeres’) de las que se luego se saca el cogollo para poder armarse un porro (si uno quiere, obvio). El que dirige la batuta en toda esta cuestión es Sebastián Basalo, un ex estudiante de la carrera de Ciencias Políticas en la UBA que un día, a los 24 años, ya en el último tramo de la carrera decidió abandonar sus estudios ya que consideró que el título no le iba a cambiar respecto a lo que él quería dedicarse. Convencido de que el periodismo es un oficio y no debería ser una carrera, se volcó de lleno a ejercerlo. Junto con amigos con los que compartía y comparte el placer de prenderse un porro, y en medio de charlas con sabor a humo nació, hace casi cuatro años, la idea de hacer una revista que hablara de aquello que tantos consideran un tema tabú.

Basalo hace hincapié en que la idea de la revista surgió luego de darse cuenta que al ser consumidor de marihuana y otras sustancias consideradas ilegales, no había ningún tipo de control de calidad ni asistencia asegurada sobre aquello que estaba consumiendo. “Nosotros, como usuarios, si tenemos el derecho a consumir también debemos tener consecuentemente el derecho a ser asistidos como cualquier consumidor”, sostiene.

Lo que lo impulsó a crear la revista fue la mezcla de tres factores: la noción de falta de información sobre el tema del uso responsable de cualquier sustancia considerada ilegal, la cultura creada alrededor del consumo de marihuana y la cuestión política, que era darse cuenta de que, “si todos utópicamente plantáramos la planta de cannábis que elegimos consumir se acabaría el negocio del narcotráfico, al menos de la marihuana. Ya que si nadie demanda el producto, se les acaba el negocio a los narcos”, dice enfervorizado.

La revista THC tiene como bandera el auto cultivo de marihuana y Basalo explica el por qué. “Los que hacemos y formamos parte de la revista creemos firmemente que el auto cultivo es la mejor forma de: cuidar la salud de quienes consumen, mejorar su seguridad personal y sobre todo éticamente alejarlos del narcotráfico al cual terminan bancando con su propio dinero porque no les queda otra. La ley dice que está prohibido cultivar pero permitido comprar, y podes ir preso por ese motivo. O sea que el Estado implícitamente dice: bancá el narcotráfico que yo digo perseguir’, y eso nos parece una locura”, sintetiza.

Respecto a la polémica social que genera el fomento del auto cultivo Basalo está convencido de que a la sociedad le exalta todo avance en pos de las libertades individuales. Y dice que esto no solo ocurre con las drogas sino también con, por ejemplo, la polémica por la despenalización del aborto, o con el tema que está siendo actualmente tratado en el Senado en relación al matrimonio de personas del mismo sexo. Sostiene que son cuestiones arraigadas en la sociedad y cree que tiene que ver con un discurso hegemónico impuesto que pesa sobre las personas y que carga sobre las construcciones que hacen ellos en su imaginario. Por otro lado, también afirma que hay un trasfondo de miedo a la libertad y al placer. “Como las sustancias, al igual que te pueden dar placer, pueden ser nocivas para la salud, es por ese motivo que nosotros hacemos hincapié en que existe un consumo responsable. Lo mejor para muchos sectores es ocultar las drogas, prohibirlas, no hablar de ellas. Esa actitud es considerar que no se puede hacer nada por esa sustancia porque es ella la que nos domina. Lo mejor para esas personas es prohibir la venta y perseguir a quienes las consumen”. Y para redondear, Basalo afirma que ese miedo es cargado por sobre las demás personas ya que si uno le asusta la libertad propia, indiscutidamente ese temor es trasladado a los otros.

Con respecto al imaginario colectivo y el consumo de drogas, Basalo sostiene que si bien está científicamente comprobado que tanto un cigarrillo de tabaco como el alcohol son más adictivos y nocivos que un cigarrillo de marihuana, fumar o tomarse una copa de vino son hechos que no están tan asociados directamente al placer como es el caso de un porro. Es por eso que, según él, tienen una mayor aceptación social. Y agrega además que, ya de por sí, hacer la diferenciación entre el alcohol, el tabaco y ‘Las drogas’, es no distinguir a los drogas entre sí y además es considerar que el tabaco y el alcohol no son drogas al mencionarlos por separado. “Ese es el discurso hegemónico que pesa, y si a esto se le suma el miedo a la libertad da como resultado el repudio de muchos sectores de la sociedad”.

Y como era esperable fue por el tratado de estos temas que la revista recibió más de una denuncia por apología del consumo de sustancias ilegales en más de una oportunidad. Pero los casos no prosperaron. “Hay un proyecto de ley en la cámara de diputados que creo que este año ya pierde vigencia. Lo propuso un diputado de la banca de Luis Patti que proponía prohibir la circulación de la revista”, cuenta el director.

Basalo confiesa que les costó mucho llegar al resto de las provincias ya que muchas distribuidoras se negaban a repartir la revista porque hay muchas ciudades dentro del interior del país que todavía son muy arcaicas en un montón de sentidos. “Cuando fuimos a Chaco a presentar la revista se armó un quilombo porque ni el oficialismo, ni la oposición ni la Iglesia querían que nos presentemos. Nos acusaron de fomentar la prostitución y la drogadicción infantil por una de nuestras tapas”, cuenta con tono sarcástico. “Pero luego de una conferencia de prensa que dimos denunciando censura, al otro día ya nos estaban dejando hablar”. Tuvimos problemas que por suerte ahora ya pasaron a ser anécdotas, pero desde el vamos sabíamos que no iba a ser fácil”, relata.

Ante la pregunta de cuál sería el próximo paso en torno al avance por la despenalización Basalo admite que “para que se permita la legalización del consumo de drogas tiene que ocurrir el mismo fenómeno en muchos países al mismo tiempo. Pero con la despenalización no creo que sea necesario que ocurra lo mismo ni que haya que esperar un sistema de salud como dice el gobierno. No concuerdo con que para que un pibe deje de ir preso por consumir primero tiene que haber un sistema de salud que lo contenga. La despenalización tiene que ser ya, ahora, yo no quiero esperar”, dice, y se enciende un cigarrillo de tabaco, más adictivo y nocivo que un porro, pero legalmente permitido.

“Es innegable que ha habido un avance desde el Estado en torno a la despenalización”

A la hora de preguntarle a Basalo su opinión acerca de si veía algún cambio acerca del rol del Estado respecto a los pasos para poder ampliar los temas relacionados con las libertades individuales dijo sin dudar: “Creo que desde el Estado hay un cambio que se está dando. Por ahí un poco más lento de lo que uno querría, pero uno no puede cerrar los ojos y no ver, por ejemplo, el fallo que dictó la Corte Suprema el año pasado. Si bien es una sentencia que dijo casi lo mismo que la decisión judicial de la Corte de Bazterrica hace 20 años, es más que importante que se haya dado por unanimidad y que hizo cambiar mucho a las políticas judiciales para con los consumidores. No es poco que el gobierno a través del por entonces Ministro de Justicia Aníbal Fernández haya salido a apoyar la despenalización y a decir que el gobierno va a tomar como política la reducción de años, a pesar de que recién ahora se está empezando a presentar un proyecto de reforma completa de la ley de drogas”. Y agrega, “es verdad también que en forma paralela a estos hechos existe un organismo nefasto como lo es el SEDRONAR que recibe 30 millones de pesos por año que mal gasta en tratamientos subvencionando por clínicas privadas y que se encarga de perseguir el narcotráfico usando las armas y descuidando a los usuarios. Y encima está manejado por un odontólogo. A pesar de que existan esas cosas es innegable que ha habido un avance”. Y agrega que “es la primera vez que ocurre en Latinoamérica, salvo en el caso de Uruguay que nunca estuvo penalizado, que un gobierno sale a apoyar públicamente esa política de Estado”.

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